Pues si, aquí estoy de nuevo, después de 60km de carrera con el chaleco de 10kg por las calles de mi querida Fuenlabrada he vuelto a correr por los caminos del pueblo de mis padres y así terminar el que será el primer entrenamiento del proyecto #freerun.

La verdad es que no sabía como empezar, aunque he de reconocer que esta mañana lo tenía muy claro, como un «mensaje» súper motivador, porque claro, hacer tiradas de 12 kilómetros con el chaleco lastrado son como mi día a día, un esfuerzo brutal (es que lo de ser emprendedor en España es un esfuerzo titánico), pero es verdad que es venirme al pueblo a corre y todos los males se me pasan… Que pasada sería que me pagaran por correr, joder!!!

La cuestión es que es correr por aquí y como digo, todas las mierdas de la ciudad se quedan ahí, solo me apetece correr y correr, disfrutar de los caminos y de toda la naturaleza que los rodea, y es que es por eso que me encantaría que #freerun cuajará entre todas aquellas personas que de verdad necesitan desconectar de todos los estímulos a los que estamos expuestos en nuestro día a día para conectar con la tierra y todo lo que nos ofrece, como el olor del monte por la mañana, el sonido de los pájaros e insectos o el simple sonido de nuestras zapatillas cuando tocan el suelo kilómetro tras kilómetro.

A falta de grabar el vídeo presentación de este primer #freerun, estoy súper contento de haber terminado un entrenamiento que quiero compartir con todas aquellas personas que de verdad quieran desconectar de la urbe y conectar con la naturaleza, por que si, en este entrenamiento el objetivo es ese, que conectemos con nosotros mismos gracias a la carrera, la naturaleza y porque no, algo de silencio.

Parece que los esfuerzos del día a día, hoy, han sido recompensados.

Nos vemos corriendo… César Millán.